Hace poco tuve algo de tiempo libre, y aproveché para ir al Museo de Arte de la Ciudad de México. He ido a museos, pero no recuerdo alguno específico de arte y pintura.
Debo decir que no es lo mismo ver las pinturas por fotografía o en internet que tenerlas en vivo a medio metro de distancia. Y no es porque me hallan causado alguna impresión o que me haya conmovido por alguna de ellas, sino que se me hizo interesante ver cómo unos manchones de colores (literalmente) se juntan para dar la ilusión de un cuerpo, un rostro, un paisaje, la idea que el pintor trata de representar o transmitir.
Claro, depende del estilo, pero es así como empecé a apreciar las pinturas. Avanzó el recorrido y poco a poco los trazos se fueron haciendo más definidos, las figuras más claras, los rostros más nítidos. Llegó el momento en que ya no vi manchones, solo las pinturas, y comencé a pensar en qué quería transmitir el pintor. Hubo pinturas con gran detalle, definición de líneas y una aproximación impresionante a la realidad.
Casi el final del recorrido encontré un estilo diferente, donde los trazos eran definidos, pero el resultado ya no era un reflejo de la realidad sino la apreciación del pintor sobre lo que retrataba, y el objeto del retrato se tornaba irreal.
Las clases de arte de la prepa solo me enseñaron historia, uno debe ver en vivo las pinturas para poder darse una idea de lo que el pintor quiere expresar. Creo que la siguiente deberá ser un museo de arte moderno.