Una persona más ha fallecido, la mamá de mi compañero de departamento, mi amigo y tocayo. No la traté mucho, pero siempre fue amable y pienso también una buena persona. Estaba enferma y ya la habían llevado varias veces al hospital. Ahora descansa en paz.
Amigos, conocidos y personas que no había visto hace tiempo asistieron un rato a velarla, platicamos un rato de nuestras vidas, nuestro trabajo, a quién más hemos visto de la prepa o la uni, quienes ya se casaron, quienes ya tienen hijos, hasta quienes ya se divorciaron. El tiempo pasa, y vemos cómo hemos cambiado desde que nos conocimos. Los cambios son notables, especialmente entre algunos que solo nos vemos en eventos especiales, felices como una boda, o tristes como este entierro.
Vi a mi tocayo triste, y me cuentan otros amigos que lo vieron primero que estaba inconsolable. Se por lo que está pasando, ya lo he vivido, y deseo que lo supere pronto. Es la ley de la vida y así debe ser.
Nacemos, crecemos, nos desarrollamos, nos reproducimos y morimos. Todo ser vivo pasa por eso, a veces muy rápido, a veces lentamente, a veces no todas las etapas. Lo único que nos queda, es vivirla.
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